La UCR y el PRO no lograron quórum y fracasó la sesión para tratar el proyecto de reforma sindical
La oposición no logró quórum y fracasó la sesión especial para tratar la ley de democracia sindical. El anuncio lo realizó el presidente de Diputados, Martín Menem.
Los legisladores de Pro y el radicalismo volvieron a fracasar en su intento de acotar el poder de los gremios. A través de un pedido de sesión especial, el presidente de la comisión de Legislación Laboral, Martín Tetaz (UCR), intentó este mediodía avanzar en la modificación de la ley 23.551 que regula a las asociaciones sindicales. Sin embargo, quedó lejos de reunir el quórum para abrir el debate en mayoría: logró sentar a 111 diputados, 18 menos que los 129 necesarios.
Además de los 20 radicales del bloque conducido por el cordobés Rodrigo de Loredo, se sumaron al recinto 32 de Pro, 12 de Democracia, seis de la Coalición Cívica (CC), 1 de Encuentro Federal (EF) y 36 del oficialismo, los tres del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y Lourdes Arrieta (Fuerzas del Cielo-Espacio Liberal). Se rehusaron a apoyar la medida los legisladores de Unión por la Patria (UP) y la Izquierda, quienes consideran la propuesta como una medida con un “profundo sesgo antisindical”. Tampoco lo hizo la mayoría de los referentes de EF, el bloque conducido por MIguel Ángel Pichetto, quien se negó a suscribir el proyecto en comisión y frustró el dictamen. Es que el texto consensuado quedó a una sola firma de obtener despacho.
Tetaz pretendió librar un debate reglamentario bajo el argumento de que, incluso sin la mitad mas uno de los integrantes de la comisión, el proyecto que reunió 15 avales podía debatirse por el pleno. Una discusión intrincada que ni siquiera logró ponerse sobre la mesa. “Es un artilugio muy discutido. Si no prospera, el proyecto necesitará de los dos tercios de los votos para ser aprobado: sin el kirchnerismo, es muy difícil”, indicaron en el oficialismo.
Hasta ahora, los libertarios en Diputados se negaban a quebrar la buena sintonía con los gremios y avanzar en contra de la CGT. Sin embargo, escenificaron un viraje por la presión del bloque macrista, que exigió al Gobierno impulsar esta reforma, entre otras, para sostener su alianza parlamentaria.
De hecho, los tres tucumanos de Independencia que responden al gobernador Osvaldo Jaldo, habituales aliados de LLA en el Congreso, no habilitaron la discusión. Tampoco los ocho legisladores de Innovación Federal, referentes de los oficialismos de Río Negro, Misiones y Salta.
Los cambios impulsados por Pro y la UCR son fuertemente resistidos por la central sindical y las dos vertientes de la CTA, que ven amenazado como nunca antes su poder de caja y representación.